Dicen que después de la tempestad viene la calma
Pero, ¿Y después de la calma, la tempestad?
Es que en nuestro ir y venir de ciclos, tiene que haber contraste.
No podemos apreciar la tranquilidad sin haber experimentado turbulencia.
Nuestras velas izadas no nos arrastran en tiempos de eólica quietud.
Nos hace falta el temporal para sentir que estamos vivos.
Estados complementarios en sucesión infinita, que recrean y simulan destinos de ventura y desventura.
Situaciones de certeza y desconcierto en frecuente alternancia las que nos hacen apreciar los sentidos opuestos de la vida.
Pero, ¿Y después de la calma, la tempestad?
Es que en nuestro ir y venir de ciclos, tiene que haber contraste.
No podemos apreciar la tranquilidad sin haber experimentado turbulencia.
Nuestras velas izadas no nos arrastran en tiempos de eólica quietud.
Nos hace falta el temporal para sentir que estamos vivos.
Estados complementarios en sucesión infinita, que recrean y simulan destinos de ventura y desventura.
Situaciones de certeza y desconcierto en frecuente alternancia las que nos hacen apreciar los sentidos opuestos de la vida.
4 comentarios:
Si estoy en acuerdo,tiene que existir luz y oscuridad, si una de las dos no existies no sabriamos de la otra.
besos y amor
je
sin lo opuesto no se apreciaria nada. Hermosa imagen acompañando acertadamente lo que expresas.
Un abrazo Gustavo.
Mucha alegría en volverte a ver en tu pensamiento de cada día
y te dejo otro abrazo como preludio de tu proximo cumpleaños
Es cierto, si la tempestad no seremos capaces de apreciar la calma, pero a veces los ciclos se alargan tantísimo en dichas tempestades que, para cuando llega la tranquilidad, somos incapaces de reconocerla, nos oscurecemos de tal modo que entonces siempre llueve y no podemos sentir otra cosa que las gotas caer por nuestro cuerpo derruido...
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